domingo, 1 de agosto de 2010

De toros y toreros

Una de las noticias de la semana ha sido la aprobación en el Parlamento de Catalunya, de una proposición, a iniciativa popular, para prohibir las corridas de toros en esa Comunidad Autónoma. Reconozco mi desinterés por el asunto de los toros. En un tiempo ya pasado acudí algunas veces, pero no es una de mis aficiones favoritas.
Dicen que hay que evitar el sufrimiento del animal. Estoy de acuerdo. Pero eso debería haber sido centro de debate nacional, para regular de forma más respetuosa con el toro, el desarrollo de las corridas. Seguramente habría sido más correcto que el Gobierno de la Nación hubiese cogido el toro por los cuernos...nunca mejor dicho...y plantease un debate sobre este tema.
Mi impresión es que los toros le gustan mucho a mucha gente, generalmente los que van a las plazas o los ven habitualmente en tv, pero, al contrario de lo que sucede con otros espectáculos, al resto de las personas no les gusta nada y no le dedican medio minuto de su tiempo.
Prohibir, por otro lado, no es la mejor forma de hacer política. El Gobierno de Catalunya habrá de abonar indemnizaciones importantes como consecuencia de la supresión de actividades y contratos ya previstos.
Llama la atención también la ausencia de mención a otras actividades festivas con animales, también celebradas en Catalunya.
Seguramente en este debate se mezclan muchas cosas y no es ajeno cierto oportunismo a pocos meses de las elecciones.
Este asunto aún traerá coletazos, tal vez alguna cornada. Llegará el sosiego en algún momento. Seguro.