sábado, 17 de marzo de 2012

REFORMAR E INNOVAR O RECORTAR Y RETROCEDER

El mundo que creímos construir desde el final del régimen franquista se desmorona a pasos agigantados, ante la incapacidad política para salir del bucle del pensamiento único del déficit. Pero en las crisis siempre sale vencedor el que es capaz de identificar las oportunidades. España y Andalucía no saldrán de la crisis si no hay un giro político hacia el desarrollo innovador, hacia las actividades vinculadas a la generación de conocimiento. El falso espejismo del empleo fácil en el ámbito de la construcción, nos ha llevado a esta debacle general, de la que nadie en el espectro político es ajeno; todos los partidos mayoritarios han disfrutado de amplios espacios de gobierno territorial; sin embargo, en todas partes crece el desempleo y decrece la confianza de la sociedad.
Hace escasas fechas vio la luz la “Carta abierta por la ciencia en España”, en la que científicos, investigadores y otros colectivos y organizaciones, denunciaban el continuo descenso en las partidas que los Presupuestos Generales del Estado dedican a I+D+i, incluyendo la dificultad presupuestaria en que se encuentran las Universidades, pilar fundamental en la investigación. En el bosque del debate sobre el déficit, la prima de riesgo, el rescate griego y otros titulares habituales, no debe pasar sin generar alarma esta toma de posición de la comunidad científica.
Hace años se viene argumentando la necesidad de mejorar la educación y de impulsar las políticas de innovación, la investigación y el desarrollo. Hay una regla básica en las políticas, “lo que no está en el Presupuesto, no existe”. Únicamente de forma puntual, aparecen asignaciones presupuestarias en cuantías coherentes con este discurso. Y no se trata sólo de impulsar grupos y centros de investigación, que afortunadamente Andalucía sí ha hecho en la última década. Se trata también de dar un giro importante en el esfuerzo de las políticas, derivando recursos de otras áreas siempre atractivas, por aquello de la foto, hacia políticas continuadas destinadas a mejorar los centros educativos, a las universidades y a la innovación en la empresa.
Pese a los discursos oficiales, pese a que las dos palabras empiezan por “re-“, una cosa es recortar y otra reformar. Quienes hablen únicamente de recortar, nos empobrecerán. Quienes hablen de mantener el actual estado de cosas, nos harán más débiles.
Es tiempo de audacia, de innovar, de reformar para adaptar nuestro modelo de sociedad a un tiempo cambiante, muy distinto de aquél de la transición política. Es tiempo de valientes para enfrentarse al pensamiento único y darle una oportunidad a la sociedad.

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